Un 29 de agosto de hace 50 años, la localidad abulense de Las
Berlanas sufrió una catástrofe de proporciones hasta entonces desconocidas. Una
riada arrasó el municipio y uno de sus principales aledaños, El Burgo. Dejó sin
casa a 70 familias y acabó con la vida de dos personas.
Medio siglo después, en Las Berlanas, este sábado, se ha erigido un monumento
que recuerda a las víctimas y la catástrofe, pero también el esfuerzo de
superación de los berlanenses, según destacó el presidente de las Cortes de
Castilla y León, el abulense José Manuel Fernández Santiago.
La
catástrofe “sacó lo mejor de un pueblo”, pues fue capaz de hacer “que cada uno,
desde la solidaridad, reinventara el municipio de Las Berlanas”, subrayó
Fernández Santiago, añadiendo que “lo importante” es la “lección de vida” que
dieron los habitantes de esta localidad.
Así, una escultura en acero cortén, realizada por el escultor granadino
afincado en Francia José Ángel Merino –ganador del concurso convocado por el
Ayuntamiento de Las Berlanas-, puede contemplarse desde este sábado en un parque
municipal enclavado entre el barrio arrasado por la tragedia y el Nuevo Burgo,
construido por el Gobierno de la nación, para dar solución a las varias decenas
de familias que quedaron sin hogar.
Con sus cerca de cinco metros de altura –peana, incluida-, del monumento
simboliza la unión de la fuerza y la tragedia de aquella riada que ha quedado en
la memoria de los habitantes de este municipio.
Exposición
El descubrimiento del monumento, además, se
constituyó en punto culminante de las fiestas de La Riada, que se celebran cada
verano en Las Berlanas para celebrar que el pueblo salió adelante después de la
catástrofe.
Este año, por cumplirse los 50 años, se han completado las fiestas con una
exposición fotográfica que aborda las consecuencias inmediatas de la riada y que
se muestran, asimismo, con documentos municipales, relación de familias
afectadas y sus miembros e impresiones que recuerdan los mayores que vivieron el
suceso.
También se ha otorgado el Premio Riada, a título póstumo, a Hermógenes
Galindo, emprendedor y mecenas nacido en Las Berlanas que, en la década de los
60, construyó y donó al pueblo un complejo de edificios destinado a fines
humanitarios y educativos.
Finalmente, se han presentado el escudo y la bandera de la localidad, fruto
de las investigaciones realizadas por la Diputación de Ávila, a través de la
Institución Gran Duque de Alba.
Y es que la riada, según recordó el alcalde de Las Berlanas, Avelino
Fernández, se produjo como consecuencia de la “tala importante” de encinas que
se estaba llevando a cabo, a cinco kilómetros de la localidad, para construir la
línea férrea entre Ávila y Salamanca. Fue una tala “masiva” que coincidió con
una fuerte tormenta que arrastró las encinas hacia los puentes que sujetaban la
carretera y la vía del tren.
La avalancha que siguió elevó el nivel del agua dos metros, lo que acarreó
una catástrofe que hizo que, “en una hora u hora y media”, fueran muchas las
familias que no sólo se quedaron sin los bienes materiales necesarios para su
medio de vida sino también sus viviendas.
Asimismo, dos personas, vinculadas al municipio de Pradosegar y que se
encontraban en la zona, fallecieron al intentar guarecerse en una casa
construida en adobe y cerca del río.
La catástrofe, sin embargo, “se ha ido superando” y los habitantes de Las
Berlanas “han ido recuperando su vida”, a lo que contribuyó la acción del
Gobierno nacional, que delegó las actuaciones en el ministro de la Gobernación,
de manera que se promovió la construcción de lo que hoy es el Barrio Nuevo o
Nuevo Burgo, uniforme, con unas características muy definidas y que, en su
momento, contó con servicios, cine, teatro, ayuntamiento, centro de salud,
etc.
Así, en “tres o cuatro años” se consiguieron recuperar las viviendas y, en
1963, los vecinos que se habían quedado sin casa comenzaron a habitar estos
inmuebles, ya que, hasta entonces, los damnificados se alojaron en casas de
familiares y amigos.